¿Repasamos?
... Seguir un método, medir ciertos rasgos, letras, grados de inclinación, etc. Tomar en cuenta dónde se ubica el texto en la hoja, siguiendo lo que nos indica el simbolismo del espacio. Encarar los 8 aspectos que nos van a marcar la personalidad de un sujeto.
Luego, tendremos en cuenta otros subaspectos, como los trazos inciales y finales, las estructuras más pequeñas de la letra, las letras reflejas que nos hablarán de la voluntad, la canlización de la energía, la sexualidad...
Medimos minuciosamente, comparamos de acuerdo a los módulos de medida, tenemos en cuenta si hay concurrencia y convergencia.
Y ya, vamos estando listos para abordar la Grafología Emocional.
Detectando mentiras
Si leyésemos de un texto, las palabras que nos llaman la atención porque sufren algún cambio, como por ejemplo, son más grandes, o más chicas que el resto, descienden cuando el texto es mayoritariamente ascendente, cambian de inclinación, tienen una presión diferente, podríamos leer otra historia a la que nos están contando en ese escrito. Y lo más probable es que se trate de una historia más cercana a la realidad que la original.
Lo emocional, es justamente lo que empuja desde el inconciente y nos hace variar el rumbo que habíamos tomado.
Si alguien nos escribe "te quiero" y al hacerlo achica la letra, o desciende la línea, dudemos que sea verdad.
Por el contrario si estamos lejos de alguna persona y nos llega una carta de ella diciendo que "nos extraña mucho" y esa frase aumenta su tamaño o asciende más que el resto del texto, dudemos también.
Las frases alegres, de amor, de felicitaciones, tienden a aumentar de tamaño, a ascender, de la misma forma que las frases tristes, las malas noticias, hacen lo contrario. Esto se debe a que trasmitimos a la escritura lo que nos sucede emocionalmente.
Por eso, a prestar atención cuando nos escriben y a cuidarse cuando escribimos.
Claro que por más que lo querramos esconder, un buen estudio grafológico, tendrá los recursos para descubrirlo.
La letra es como las huellas digitales, no hay dos iguales y siempre demajos nuestra marca registrada.
Silvana Leone
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