Y tener la capacidad de observación
Hace falta entrenar la mirada para hallarse en condiciones de detectar el mensaje correcto, para decodificar adecuadamente y objetivamente lo que el inconsciente de la persona que escribe tiene para transmitir. Sino podemos caer fácilmente en proyecciones y subjetividades y no brindar la respuesta acertada ni la ayuda necesaria.
Es por ello importante remarcar el valor de estudiar profunda y conscientemente, capacitándose para guiar, y orientar puntual y claramente a quien consulta, evitando vaguedades e imprecisiones.
Resulta importante despertar la conciencia de que no se está frente a letras o escrituras aisladas que han de ser analizadas, sino que nos encontramos trabajando con la manifestación grafica de una persona total, aunque físicamente no la tengamos presente. Esta mirada lleva a una conducta ética y respetuosa.
Más allá del estudio comprometido y responsable de la ciencia grafológica, que muestra la realidad escritural como un excelente y puntual camino para descubrir la personalidad del analizado, y más allá del enfoque técnico, que otorga precisión y una casi increíble exactitud en lo revelado-ambas condiciones necesarias para llevar a cabo afirmaciones o emitir cualquier tipo de diagnostico-es posible comenzar a sentir que el grafismo vibra en la hoja, que sus líneas danzan al ritmo del autor, que la presión y la fuerza de los trazos nos remiten a la energía con que aquel se expresa, se expande o se retrae.
Es necesario que quien se inicia en el fascinante mundo de la grafología comience a desarrollar su capacidad de observación, empiece a mirar más allá de lo obvio y a darse cuenta de que el grafismo habla. Conocer su lenguaje simbólico, llegar a comprenderlo y descifrar lo que transmite dependerá de un arduo y responsable entrenamiento.
Margarita Moreno
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